El «octavo continente»
Zelandia, microcontinente en su mayor parte sumergido, cuyas tierras emergidas forman Nueva Zelanda y Nueva Caledonia, tiene rocas de hace mil millones de años: parece que proceden del supercontinente Rodinia.
William Rowe-Pirra, 21 de julio de 2021
Si Zelandia ha estado oculta tanto tiempo, es porque el 94 por ciento de su superficie, de la que se cree que mide 4,9 millones de kilómetros cuadrados, es decir, unas ocho veces Madagascar (a la que se llama también microcontinente), está sumergida en el océano Pacífico, al este de Australia. Los únicos altos emergidos (Nueva Caledonia, Nueva Zelanda y las islas vecinas) revelan la existencia de ese vasto bloque continental. Antes de separarse, Zelandia formaba parte integrante de Gondwana, el supercontinente del que nacieron África, India, Australia y la Antártida. Solo cuando Gondwana se fragmentó, hará entre 80 y 100 millones de años, se formó Zelandia propiamente dicha, antes de sumergirse pronto. Su corteza, más fina que la de los otros continentes (entre 20 y 25 kilómetros de espesor), no se eleva tanto con respecto a la placa oceánica, de ahí su inmersión.
Tras el descubrimiento de Zelandia, los investigadores estimaron que la edad de sus rocas más antiguas era de 500 millones de años. Sin embargo, la firma isotópica de los zircones descubre la presencia de rocas de mil millones de años en las profundidades, en la corteza bajo Fiordland y la isla de Stewart. Los geólogos asocian esas rocas al supercontinente Rodinia, anterior a Pangea, que vino a su vez de Gondwana, ya que se formó hace unos 1100 millones de años, y se partió hace alrededor de 750 millones de años. De esta forma, Zelandia sería el eslabón que faltaba entre China del Sur, Australia y América del Norte en el rompecabezas geológico que era aquel supercontinente. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver las imágenes.
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